El rey Deseado.
Valentín Domínguez.
El reinado de Fernando VII ha dejado una marca indeleble en la historia de España. Conocido también como "el rey Deseado", su figura es tan enigmática como polarizante.
Fernando VII ascendió al trono español en 1808, en un momento de gran agitación política y social. Su reinado estuvo marcado por las convulsiones de la Guerra de Independencia contra la ocupación napoleónica y las tensiones entre los ideales liberales y absolutistas. A medida que la monarquía española se debatía entre estos dos polos, el rey Deseado se convirtió en una figura emblemática de la lucha por el poder y la defensa de los valores tradicionales.
Sin embargo, la imagen de Fernando VII como un monarca deseado por su pueblo se vio ensombrecida por sus decisiones políticas y su tendencia al absolutismo. A pesar de haber prometido una Constitución y jurado respetar las libertades conquistadas durante la Guerra de Independencia, pronto mostró su verdadera inclinación autoritaria. En 1814, tras su regreso al trono tras el exilio impuesto por Napoleón, abolió la Constitución de 1812 y restauró el absolutismo, sumiendo al país en una época de represión política y retroceso en las libertades.
La impronta del reinado de Fernando VII se intensificó con la llegada de la Década Ominosa (1823-1833), un periodo caracterizado por la represión y la persecución de los liberales. Durante estos años, el rey Deseado consolidó su poder absoluto y aplastó cualquier atisbo de disidencia. Las consecuencias fueron la persecución de aquellos que defendían ideas progresistas, la censura y el estancamiento social y económico.